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Cómo ven y para qué usan sus ojos los santos
La palabra hebrea áyin (עין)
En un tema anterior señalamos que el oído de los
santos (shamá) tiene una naturaleza distinta al oído de los paganos, pues como
se enseñó en ese estudio, los santos no escuchan como lo hacen los necios e
impíos, pues los santos cuando oyen: prestan atención, entienden, disciernen y
obedecen. De la misma manera, los ojos de los santos tienen una naturaleza
distinta a los ojos de los necios y paganos, pues nuestros padres Abrajam, Isaac
y Jacob usaban sus ojos con mucha discreción para no caer en los mismos errores
y cometer los pecados de los paganos Sal 18:27, Pro 30:13. Pero esa naturaleza
ellos la aprendieron y se la enseñaron a sus hijos a través de la lengua santa
que ellos usaban para comunicarse, el hebreo antiguo. Este estudio tiene como
propósito enseñarles una revelación que el Eterno nos dio acerca de cómo deben
ver y para que deben usar los ojos sus santos.
En el hebreo la palabra
usada para referirse a “ojo” es áyin (עין). Esta palabra la mayoría de las
veces significa “ojo” Pro 30:13, Gén 3:6, pero tiene además otros significados,
pues su propósito es darnos una enseñanza magistral acerca del cuidado que debe
tener un santo al usarlos, y del propósito para el cual lo debe usar, es decir,
nuestros ojos deben ser consagrados para ser usados en aquello para el cual el
Eterno los creó. Veamos a continuación algunos de los otros significados de
esta palabra:
Los santos deben
apartar sus ojos de aquello que los puede llevar a pecar
La palabra áyin además de significar “ojos”, también
significa “iniquidad”, tal como aparece en Zac 5:6. El Eterno al darle este
significado adicional a esta palabra pretendía enseñarnos que aquello que ven
nuestros ojos puede llevarnos a la maldad, tal como ocurrió con Eva cuando vio
el fruto del árbol prohibido. Eva en vez de verlo como algo que no se podía
comer (como cuando usted ve una piedra), lo vio como un fruto hermoso y
delicioso (tal como usted ve hoy muchas cosas prohibidas), lo que la llevó a
cometer el pecado de la codicia Gén 3:6. Nuestros ojos son una puerta abierta que
nos lleva a cometer muchos pecados Mat 5:28, si no le damos el uso correcto,
todos los días estaremos pecando Pro 4:25, Isa 33:15-17. Debemos apartar
nuestros ojos de aquello que podríamos desear, pero que no debemos desear Sal
101:3, es decir, lo indeseable no lo deben ver nuestros ojos Sal 119:37, Jos
7:21, 2Sa 11:2, pues nuestro corazón puede seguir lo que ven nuestros ojos Job
31:7. Los ojos son los que nos llevan a cometer pecados como: la lujuria, la
codicia, la envidia, la fornicación, el adulterio Pro 6:25, Sir 9:7-9, Sir 26:9,
los malos deseos 1Jn 2:16 y otros más Pro 23:33, Pro 27:20.
La palabra áyin también se asocia muchas veces con la
palabra “agradar” o “gustar” Jue 14:3, Jue 14:7. Sansón se dejó cautivar por las
mujeres que le agradaron a sus ojos, y por eso prefirió unirse en yugo desigual
con mujeres filisteas Jue 14:3, 7. Como consecuencia de su error, el Eterno
permitió que le sacaran sus ojos, pues ellos fueron la causa de su extravío Jue
16:21. El Eterno va a permitir que muchos en este tiempo pierdan sus ojos para
poderlos introducir en su Nueva Venezuela Mar 9:47, pues sino no lo hace así,
ellos se podrían perder al entregarse al placer de ver, a la codicia y a la lujuria,
por causa de sus ojos insaciables Ecl 1:8, Pro 27:20, 2Pe 2:14
Esta palabra significa también “opinión”, para hacer
referencia a aquel que es sabio en su “propia opinión” o a sus “propios ojos”,
tal como aparece en Pro 3:7, Pro 12:15, Pro 16:2, Pro 26:12. Aquel que ha usado
sus ojos para leer muchos libros, realizado estudios bíblicos o de cualquier
tipo; por haber tener acceso a mucha información, tendrá mayores posibilidades
de hacerse sabio en su propia opinión, es decir, de ser un soberbio intelectual.
Esta soberbia los llevará a tener por extrañas las verdades y la sabiduría del
Eterno Hch 17:18-21 y por tanto a menospreciarlas Ose 4:6. Esos soberbios
tendrán que poner su cabeza en el polvo (humillarse) para que puedan ver la
Nueva Venezuela Lam 2:10.
Los santos deben aprender a usar bien sus ojos, porque
ellos los pueden llevar a tomar malas decisiones Gén 13:10-11, a desear lo que
no deben desear Gén 3:6, a juzgar mal a las personas, es decir a juzgar al
sabio como loco 1Co 2:13-14 y al malo como bueno Isa 5:20-21. Los ojos de los
santos deben ser ocupados mayoritariamente en ver aquello que el Eterno quiere
que vean sus santos Gén 22:4, como estudiar los mandamientos del Eterno Sal
119:18 y reconocer a aquellos que están en autoridad para que le demos la honra
debida Gén 24:64.
Los santos usan sus
ojos para buscar la fuente y beber de ella
Otro significado de la palabra áyin (עין) es es
“fuente” o “estanque” Gén 16:7, Gén 21:19, 1Sa 29:1. Ahora bien, ustedes se
preguntarán, ¿por qué el Eterno asignó el significado adicional de “fuente” a
la palabra hebrea que es usada para referirse específicamente a los “ojos”?.
Este significado tiene el propósito de darnos una enseñanza magistral acerca de
cuál debe ser el uso primordial de los ojos de los santos. De allí que los
santos deben usar sus ojos fundamentalmente para buscar la fuente, para
identificar la fuente correcta, para acercarse a ella y beber del agua que ella
tiene. Aquel que desea formar parte de los santos, debe pedir al Eterno que
abra sus ojos para que pueda ver dónde está la fuente Gén 21:19. Usted se
preguntará ¿Qué es la fuente?, la fuente no es otra cosa que la sabiduría o
enseñanza que da el Eterno a sus siervos Jer 2:13, pero aquella enseñanza que
viene revelada a través de su Santo Espíritu Jua 4:13-19, y que tiene como
propósito: restaurar, liberar, sanar, transformar y santificar, es decir, aquella
enseñanza que nos va a convertir en santos si la obedecemos (שמע) Jua 8:32.
Cada vez que nuestros padres iban al desierto, siempre
procuraban buscar una fuente para abastecerse del vital líquido Gén 16:7, Éxo
15:27. El Eterno en este tiempo está llevando a Venezuela al desierto y cada
quien procurará sobrevivir según sus fuerzas 1Sa 2:9 y su propia prudencia Pro
3:5. Los más inteligentes intentarán cavar su propio pozo, otros se acercarán a
una fuente equivocada donde brota agua dulce y salada Stg 3:11-13. Todos ellos
lamentablemente no durarán mucho tiempo y no podrán ver la Nueva Venezuela. Aquel que desee sobrevivir a este proceso por
el cual el Eterno está pasando a Venezuela para limpiarla y transformarla, es
necesario que se acerque a la fuente que el Eterno está haciendo que brote en cada
lugar, ciudad o región Isa 44:1-4, Isa 41:17-18. Pero todo aquel que se acerca
a la fuente debe arrodillarse como lo hacen los camellos (גמל) Gén 24:11, pues
los altivos no beberán de ella, o después de beberla (escuchar), escupirán lo
que bebieron de ella Dan 12:10.
Cuando el Eterno nos
lleva a beber de la fuente nos da promesas y mandatos
Cuando Agar huyó de
Sara y se fue al desierto Gén 16:6, ella siendo guiada en su espíritu por el
Eterno (para dejarnos una enseñanza), se ubicó en una fuente para dejarnos una
enseñanza importante para nuestros días: en el desierto debemos procurar buscar
la fuente de agua que provee el Eterno. Pero en aquella fuente ocurrió algo
importante: el Eterno le dio promesas a Agar, pues le dijo que multiplicaría su
descendencia Gén 16:10. Sin embargo, también le dio un mandamiento (someterse)
y un mandato (volverse) Gén 16:9, porque las promesas siempre van acompañadas
de mandamientos y mandatos, y aquel que desobedece los mandamientos y mandatos
no serán dignos de las promesas del Eterno Gén 26:4-5.
La segunda vez que Agar
salió de la casa de su señora Sara para irse al desierto, ella y su hijo Ismael
se morían de sed porque no podían ver la fuente Gén 21:15-16, pero allí el
Eterno le recordó a Agar la promesa que le había dado antes Gén 21:18 y le
abrió los ojos para que viera la fuente Gén 21:19. El Eterno en este tiempo
solo permitirá ver y beber del agua de su fuente a aquellos que como camellos
se arrodillen para beber (גמל) Gén 24:11. Aquella agua no es otra cosa que la
enseñanza que necesita el remanente para que puedan alcanzar la santidad que el
Eterno les demandará para guardarlos, porque en este tiempo el justo por su
fidelidad vivirá Hab 2:4. Solo para ellos son las promesas que el Eterno tiene
para Venezuela y solo ellos obedecerán los mandatos y mandamientos que les
demandará, porque en ellos habita el mismo espíritu que moraba en nuestro padre
Abrajam Gén 26:4-5.
De donde proviene el
agua que corre por la fuente de la cual debemos beber
De la palabra hebrea áyin (עין) que significa “ojos” y
“fuente”, se deriva otra llamada mayán (מעין) cuyo significado es “fuente que
brota” Sal 84:6, Isa 12:3. Ahora bien,
el Eterno a través del Salmo 84:6 nos da una enseñanza magistral sobre cuál es
el origen de esa fuente de agua, pues allí dice que la “lluvia” es la que llena
el estanque o la fuente. La palabra hebrea que se usa para decir “lluvia” es
moréh (מורה), la cual se refiere a la lluvia temprana y tardía que el Eterno
envía en tiempos de restauración Joe 2:23. Pero esa lluvia no se refiere exactamente a agua que cae del
cielo, sino que así como es importante la lluvia para que haya buena cosecha,
el Eterno en este tiempo de cosecha espiritual Luc 10:2 enviará su lluvia
temprana, que no es otra cosa que su palabra o enseñanza que viene revelada a
través de sus profetas y maestros como los que habían en Antioquía Hch 13:1. De
allí que la palabra moréh (מורה) también tenga por significado “maestro” o
enseñanza. De tal manera, que cada vez que los profetas entendidos en la
justicia y santidad enseñan al pueblo, lo que están haciendo es llenar los
estanques o las fuentes con una palabra que viene del cielo, y esa palabra es
necesario que sea impartida por una nueva generación de maestros. Pero esa
palabra solo la aceptarán los siervos que se arrodillen como camellos (גמל) al
Eterno y a sus enseñanzas, y esos siervos santos serán los que el Eterno
guardará en los días difíciles que vendrán sobre nuestra nación y sobre la
tierra 1Sa 2:9.
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