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La naturaleza del oído santo o hebreo: cómo escuchaban nuestros padres
La palabra hebrea shamá שמע
El propósito de esta
enseñanza es dar a conocer una revelación que nos dio el Eterno sobre la
naturaleza del oído de los santos. Si usted es un creyente del Eterno y su oído
no cumple las especificaciones que aquí mencionamos, entonces su oído será como
el oído de los gentiles o paganos y por tanto usted no es un santo, por lo que más
bien parecerá un impío. La santidad de nuestros padres tenía mucho que ver con
la manera como ellos escuchaban, pero esa manera de oír ellos la aprendieron a
través de su propio lenguaje o idioma, pues la palabra hebrea usada para hacer
referencia al acto de escuchar da una enseñanza magistral sobre cómo debe escuchar
un santo del Eterno, para que éste sea santo como su Creador.
Los santos procuran
escuchar y entender
El hebreo tiene varias palabras o verbos para hacer
referencia a la acción de escuchar u oír, y de ellas la más usada es shamá (שמע)
tal como aparece en las siguientes citas: Gén 3:8, Deu 4:33, Sal 34:11, ahora
bien, esta palabra no solo significa escuchar, sino el hacerlo con atención o
con diligencia como lo dicen Éxo 15:26 y Job 13:17. De allí que sea necesario
prestar la merecida atención a las palabras y enseñanzas del Eterno mientras
las escuchamos Éxo 15:26, para que se cumpla el propósito del Eterno cuando nos
habla, porque Él usa como instrumentos suyos: a profetas, mensajeros, consejeros, maestros o
sabios. Job 13:17 Oíd con atención mi
razonamiento, y mi declaración entre en vuestros oídos.
Ahora bien, esta palabra como muchas otras en el
hebreo, tiene varios significados, y estos distintos significados son los que
enseñan la naturaleza del oído santo, es decir, de cómo escuchan los santos
mientras el Eterno les habla a través de sus siervos. Veamos los siguientes
significados asociados a esta palabra:
La
palabra hebrea shamá además de “escuchar”, también significa “entender” y en
las Sagradas Escrituras aparece con este significado entre otras citas, en las
siguientes: Gén 11:7, Deu 28:49, Gén 42:23, 1Re 3:9. El hecho de que la palabra
shamá tenga estos dos significados distintos tiene como propósito enseñar al
pueblo llamado a ser santo a quien se le dio este lenguaje, estas grandes
verdades: 1) Para entender es necesario oír y prestar atención. 2) Aquel que oyó,
no prestó atención y no entendió es como el que no oyó. 3) Aquel que escuchó
pero no dispuso su corazón para entender es como aquel que no escuchó. 4) Aquel
que oyó pero no dispuso su corazón para aceptar lo que escuchó, es como aquel
que no escuchó. De allí que los santos para oír no solo usan sus oídos, ellos
también oyen con su corazón, es decir, con un corazón contrito y humillado Sal
34:18. Veamos cómo se usa la palabra shamá en los siguientes textos:
·
1Re 3:9 Da,
pues, a tu siervo corazón
entendido (shamá) para juzgar a tu pueblo,
y para discernir entre lo bueno y lo malo. El rey salomón pidió al
Eterno un oído shamá para poder gobernar y juzgar a su pueblo y para poder
discernir entre lo bueno y lo malo.
·
Gén 11:7 Ahora,
pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda (shamá) el habla de
su compañero. Cuando una persona le habla a otra y esta no entiende lo que le
dice, es como si le estuviera hablando en otro idioma. Si usted no entiende lo
que le quiero enseñar a través de este escrito, es porque seguramente carece de
un oído shamá.
Los santos procuran desarrollar discernimiento
La palabra hebrea shamá además de
“escuchar con diligencia” y “entender” también significa “discernir” y en las
Sagradas Escrituras aparece con este significado en el siguiente texto: 2Sa
14:17. Ahora bien, la enseñanza que nos quiere dar el Eterno a través de este
otro significado de la palabra shamá no es que otra que: darnos a entender que
es necesario que sus santos escuchen atentamente sus enseñanzas y procuren
entenderlas para que aprendan a
discernir, es decir, a separar, a distinguir o diferenciar entre una cosa y
otra. El Eterno a través de su palabra enseña que sus santos deben desarrollar
discernimiento en las siguientes áreas (además de otras):
1.
Discernir entre lo
bueno y lo malo: los santos deben ser justos y practicar la justicia 1Jn 3:7,
Apo 22:11, por lo que deben apartarse de toda clase de impiedad 3Jn 1:11. El
santo necesita desarrollar discernimiento entre el bien y el mal para que no llame
bueno a lo que es malo, ni llame malo a lo que es bueno Isa 5:20-21. Este
discernimiento se alcanza con el conocimiento de la justicia del reino Mat
6:33. Aquellos que no tienen este discernimiento son como niños espirituales porque
solo se alimentan con leche espiritual Heb 5:11-14 y solo conocen los
rudimentos de la doctrina de Cristo Heb 6:1.
2.
Discernir entre lo
puro y lo impuro: los santos deben ser puros 1Jn3:3 y apartarse de toda
inmundicia Apo 22:11. Por eso es necesario que desarrollen discernimiento para
distinguir entre animales puros e impuros Lev 11:46-47, entre lugares puros e
impuros Lev 14:40, entre personas puras e impuras Núm 5:1-4, entre costumbres
puras e impuras, etc.
3.
Discernir entre lo
santo y lo profano: los santos necesitan discernir entre lo santo y lo profano,
para que no traten los lugares santos y las cosas santas como si fueran comunes
Eze 22:26, Eze 44:23.
El Eterno estableció entre las distintas funciones de
su sacerdocio santo, que tenían que
enseñar a su pueblo a discernir entre lo puro y lo impuro, y entre lo
santo y lo profano Eze 44:23, porque un pueblo que no sabe discernir no puede
ser santo. El sacerdocio que hoy enseña y ministra en muchos altares no es
santo, porque su oído no es shamá, y por eso están profanando los lugares
santos y los días establecidos por el Eterno como días santos Eze 22:26. El
sacerdocio que no procure desarrollar un oído shamá, pronto será desechado Ose
4:6.
Los santos escuchan y obedecen
La palabra hebrea shamá además de
“escuchar con inteligencia”, “entender” y “discernir” también significa
obedecer, y en las Sagradas Escrituras aparece con este significado, además de
otras citas en las que siguen: Gén 22:18, Gén 27:8, Éxo 16:20, Deu 13:18, Deu
21:18, Jos 24:24. De allí que un santo cuando escucha las palabras del Eterno y
sus enseñanzas, no solo procura prestar atención, sino que procura entenderlas
y también obedecerlas, y aquel que no obedece es como el que no escuchó, pues
el que no escuchó ¿Cómo va a obedecer si no sabe nada?. Pero sin duda alguna
será mayor el castigo del que desobedeció después de haber escuchado, que el
castigo de aquel que no entendió, o de aquel que no sabía nada tal como señala Luc
12:47-48. Cuando el oído de un santo (shamá) está funcionando bien, éste presta
atención, escucha bien, entiende bien, desarrolla discernimiento y obedece todo
lo que escuchó y entendió.
El rey Saúl tenía problemas
con su shamá porque escuchó y entendió las instrucciones que el Eterno le dio
por medio del profeta Samuel 1Sa 15:1-4, pero no las obedeció totalmente 1Sa
15:13-22 y por eso fue desechado 1Sa 15:23. En este tiempo muchos ministros
(que no han aprendido a ser siervos) ya han sido desechados y otros están cerca
de ser desechados por la misma razón, pues en ellos habita el mismo espíritu
que había en Saúl. Nuestro padre Abraham fue merecedor de las promesas del
Eterno porque tenía un oído shamá tal como dice: Gén 22:18 En tu simiente serán benditas todas las
naciones de la tierra, por cuanto
obedeciste (shamá) a mi voz.
Muchos creyentes mal
enseñados pretenden que el Eterno escuche sus oraciones y cumpla en ellos sus
promesas como darles provisión y guardarlos de sus enemigos, pero aún tienen su
oído como el de los gentiles o paganos, y cuando se les quiere enseñar los
mandamientos que es necesario obedecer para ser santos, entonces no prestan
atención, no los quieren aceptar y mucho menos obedecer Pro 28:9. Todos ellos
pronto recibirán su merecido si no cambian su actitud. Deu 11:13-14 Si obedeciereis (shamá) cuidadosamente a mis
mandamientos que yo os prescribo hoy,
amando a Jehová vuestro Dios, y
sirviéndole con todo vuestro corazón, y
con toda vuestra alma, yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite. Pro 28:9 El que aparta su oído para no oír (shamá) la
ley, su oración también es abominable.
Los santos porque son obedientes son testigos del
Eterno
Para
terminar ya la lista de los significados de la palabra hebrea shamá, ésta también
significa “testigo”, pues en las Sagradas Escrituras aparece con este
significado en Jue 11:10: Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté: Jehová
sea testigo (shamá) entre nosotros, si
no hiciéremos como tú dices. Ahora bien, este nuevo significado tiene como
propósito darnos a entender que aquel siervo del Eterno que tiene un oído shamá
será también un testigo suyo. Recordemos la tan conocida cita de Hch 1:8 que
dice: pero recibiréis poder, cuando haya
venido sobre vosotros el Espíritu Santo,
y me seréis testigos en Jerusalén,
en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Con esta
enseñanza el Eterno nos quiere aclarar que su Santo Espíritu solo revestirá de
poder para ser testigos suyos, a aquellos siervos santos cuyos oídos sean shamá,
es decir, aquellos que cuando oyen las palabras del Eterno y sus enseñanzas que
Él da a través de sus siervos están atentos, procuran entender, procuran
desarrollar su discernimiento y obedecen las enseñanzas, tal como lo hemos
enseñado aquí.
Los beneficios que trae para los siervos santos el tener un oído shamá
La palabra hebrea
shamá (שמע) tiene otro significado, este es “fama”, tal como aparece en los
siguientes textos: Núm 14:15, Deu 2:25, 1Re 4:34, Nah 3:19. Y para confirmar este nuevo significado, de esta palabra se deriva otra llamada shomá (שמע)
cuyo significado es: nombre o fama. Esta palabra hebrea aparece en los
siguientes textos de la Sagrada Escritura: Jos 6:27, Jos 9:9, Est 9:4, Jer 6:24. Al leer el contenido de los textos anteriores
nos damos cuenta que se habla de la fama de Josué Jos 6:27 y de Mardoqueo Est 9:4, porque ellos eran siervos y testigos del
Eterno que tenían un oído shamá.
·
Jos 6:27 Estaba,
pues, Jehová con Josué, y su nombre (shomá) se divulgó por toda la
tierra.
·
Est 9:4 Pues Mardoqueo era grande en la casa del
rey, y su fama (shomá) iba por todas las
provincias; Mardoqueo iba
engrandeciéndose más y más.
·
Jos 9:9 Y ellos respondieron: Tus siervos han venido
de tierra muy lejana, por causa del
nombre de Jehová tu Dios; porque hemos
oído (shamá) su fama (shomá), y todo lo
que hizo en Egipto.
Aplicación profética: El Eterno en esta
generación y dando apertura a una nueva dispensación de los tiempos, levantará
una nueva generación de venezolanos (el remanente que quede del juicio que está
en desarrollo) que se caracterizará porque tendrá un oído shamá, y por tanto
serán siervos santos del Eterno que conocerán, entenderán y obedecerán (shamá)
sus leyes. Los venezolanos (el remanente que quede) serán testigos del Eterno
en la tierra (como lo fue Israel en el pasado), y grande será su fama (shomá),
porque vendrán personas de muchas naciones para ver, escuchar y aprender lo que
el Eterno estará haciendo y enseñando a nuestra nación.
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